AGUJETAS BIZARRAS Y COSAS...

 



Hablemos de las agujetas. ¿Por qué no? Esas olvidadas cuando empezamos nuestros planes de entrenamiento que después se ríen en nuestra cara con risa de malvada de Disney.




Son como un escupitajo al cielo,...y...ploff! En todo el careto.
Tardas más en limpiar el desastre que en disfrutar del viaje de las babas en contra de la gravedad. Guiño, guiño para la frase “ lo importante es el camino”.

Diría que las agujetas y las hemorroides tienen muchas cosas en común. ¿Habéis visto andar a alguien con agujetas? ¿Y con hemorroides? Qué estilo al sentarnos o levantarnos, ¿eh?
Si lo piensas, en las dos opciones podrías poner la excusa de haber tenido una noche loca de amor duro. Eso sí, con las hemorroides hay más probabilidades de que eso ocurra o sea la consecuencia de.

Las agujetas del sexo...

¿Cómo eran?

¿Qué era el sexo?

¿Qué se le daba de comer?

#cositaspandémicas


Oye, una cosa no la vamos a negar: el dolor te hace compañía. (Un saludito a todos los sadomasoquistas que estén leyendo esto).



El único sitio que no duele y el Gif dando ideas. En fin...Volviendo al tema.

Igual, y así de loca que estoy, el único motivo por el que hice ejercicio era para tener agujetas y sentirme menos sola. ¿Cagándome en todo? También. A ver si con tanto cagar, acabo teniendo también hemorroides y ya completamos el 2x1. (Esta parte del plan no la pensé con detalle, hay que perfeccionarlo).

Así que aquí estoy, como el pistolero del oeste en un duelo. Caminando despacio, con el entrecejo fruncido, concentrada en caminar con las piernas tiesas y algo abiertas, de la manera menos dolorosa posible en vez de querer pegarle un tiro a nadie. 




En el fondo soy una pacifista pero ganas a veces no me faltan. Aunque creo que las armas no son necesarias, una mano es suficiente para desahogar tensiones en muchos aspectos de la vida...menos en este.

Hace algún tiempo, a las agujetas las empecé a llamar “agujitas”. ¿Genialidad? No, un error al hablar sin pensar demasiado que me hizo gracia y se quedó. Así de simple que soy, por si se te pasaba por la cabeza que podría ser creativa...pero oye, que las “agujitas” me pareció un nombre muy acertado para el tema en cuestión. Al fin y al cabo, ¿no te sientes un poco alfiletero? Ahora sí que puedo decir que soy como la mujer de hierro, Iron Maiden, esa estupenda máquina de tortura medieval llena de clavos. De nivel de oxidación por ahí vamos...



Yo después de esto, ya no tengo miedo a los muñecos vudú. Con un poco de suerte me hacen acupuntura y me arreglan un poco de como estoy. De hecho, voy a ir un paso más allá. Creo que si comercializaran muñequitos vudú vestidos de cuero con un inodoro pegado al culo, lo petaban...el culo no, el negocio. Si no analizar conmigo los anuncios de ungüentos para hemorroides. Detrás de esas cremas hay algo. ¿Drogas? Explicaría muchas cosas.

Siempre están “por arte de magia” felices para esa clase de dolor y no se me olvidará ese que decía “ para culos inquietos”...What? Yo no sé (ni quiero saber) como caga esa gente.

La moraleja de este asunto es que si en la vida tienes que ser empático y ponerte en el lugar de otros, o bien me convierto en dominatrix o hago ejercicio con más frecuencia.
Así que...creo que debería ir encargando el traje de cuero y buscar el curso de “Dominatrix para dummies”.


Comentarios

  1. Hola Coral.
    Bueno, me gustó el deparpajo con el que relatas tu historia, una anécdota en la que usas analogías muy valederas, me gustó. Y tienes los dos caminos, dominatrix o entrenar ¿Cuál es más de tu gusto?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares