BAILARINA

 



Gira una y otra vez en el mismo punto. Mantén la mirada fija”.

Te miras en ese espejo donde con un disfraz de tul y algodón te escondes del mundanal ruido. En soledad, acompañada de una melodía sin letra y sin nombre ese es tu único mantra.

Tú solo querías bailar. Sentir la libertad en cada nota musical, en cada poro del cuerpo que podía decir lo que el alma no es capaz de callar. Ser el perfume de talco y nata adornado con la fresa más roja y dulce. Saborearla como el mejor de los postres.

Soñabas con ser un hermoso cisne y volar. Que no hubiese techos de madera ni cristal, que el azul infinito fuese tu meta.
Sé que entre las nubes te soltarías el pelo y el sol se reflejaría en su dorado al acariciarte el rostro. Estarías sonriendo descalza. Nada ni nadie te pondría los pies en la tierra a no ser que fuera para respirar su aroma a vida bajo la lluvia.

Pero giras una y otra vez en el mismo punto.

Disfrazada de una falsa “tú” llevas esa careta pálida de inexpresión y el moño tirante. Las zapatillas de punta se han convertido en una elegante cárcel que te ata al statu quo, a ese engranaje oxidado y mal engrasado con olor a rancia desesperación mezclada con el miedo oculto detrás de lo bello. De ti.

Con los dedos ensangrentados, levantas los brazos al cielo. Cansados, ciegos y sin embargo luchando un día más por tu libertad.

Mientras giras...

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