Para no perder el tren
¡Joder!
Se me sale el corazón por la boca con esta carrera y seguro que me cargo alguna de las ruedas de la maleta con este suelo empedrado. ¿Quién tuvo la brillante idea? Alguien sin prisas, seguro. Menos mal que no uso tacones, sino no paso de aquí.
Vale, ya estoy dentro de la estación. ¡Madre mía, cuantas tiendas hay!¿Esto no está cambiado? Está claro, debería viajar más. Propósito para el año que viene.
Céntrate, ¿dónde están las indicaciones? Punto de control, ¿dónde estás? Señal negra y amarilla aparece por favor. ¡Ahí estás! Creo que si bajo por esa escalera mecánica llegaré antes.
¿Cómo puede ser que a estas horas haya tanta gente? ¿Y qué pasa, que todo el mundo decide venir por esta escalera, no pueden ir por otro lado? Buf, qué calor y qué agobio me está entrando. Estoy sudando como una cerda, si lo sé no me ducho, total...
¿A qué hora cierran las puertas? ¿Tres minutos antes? ¿Cinco? Qué desastre, así no voy a llegar.
NECESITO PASAR. ¿Pero qué les ocurre? A la derecha, ¡a la derecha! ¿Os queréis apartar? Nada, que están dormidos o no saben de civismo. Imposible. Se nota que no tienen prisa. ¿A qué hora se habrá despertado esta gente? Van todos impecables y trajeados y después estoy yo, tamborileando con mis dedos la goma del reposamanos a ver si se dan por aludidos y se apartan. ¿Mi moño despeinado no os da una pista? ¡Que estoy muy loca!
¡Por fin! Vale, ¿qué hora es? Menos diez pasadas. ¡Correee! Lo odio. Mañana agujetas fijo. Otro propósito, apuntarme al gimnasio. ¿Ahora por dónde? Vale, a la derecha.
¡Ay!Un pinchazo en el costado. Flato. Sigue, no debe quedar mucho.¡No hay dolor!
Señal a la izquierda. Me cuesta respirar. Yo y mi manía de no usar la nariz para coger aire. Venga, jadeo un poco y otro sprint.
¿En serio? Yo aquí como Rambo en plan no siento las piernas y resulta que hay otro acceso. “ Esta sel la entlada más plóxima a estación” me había dicho el taxista chino. ¡Y una mierda! Será...
Venga, a correr un poco más.
Ahí está el punto de control. ¿Cuál tiene menos gente? Buf, este mismo, el del hombre que susurraba a los rayos x.
Vamos a acercarnos despacio, este armario empotrado tiene pinta de oler el miedo...o mi sudor. ¡Vaya cara! Parece que ha chupado un limón o le asquea mi presencia. ¿Una mala noche? Te entiendo.
Espera, ¿dónde metí el billete? No, no, no, no...
Noto como mi estómago hace el pino puente. ¿Estará en el fondo del bolso? Madre mía, cuanta porquería. ¡Buf! Parece que tengo Parkinson con este tembleque de manos. A ver....No está, ¡no está! Que no cunda el pánico, respira. Coge aire, suéltalo... ¡Ay! El flato. No puede ser. Las piernas empiezan a fallarme, falta de azúcar, seguro. El sudor se enfría en mi cuello y, como si me abrazaran muy fuerte, siento presión en el pecho.
Recapitulemos, ¿qué hiciste la última vez con...? A ver si...¿Estará en la dichosa maleta? No te enganches ahora cremallera, por favor. Cuando esto termine, tengo que comprar una nueva. Abierta. Bien, ¿lo metí en el portafolios? Espera, ¿metí el portafolios? ¡Sí! Billete, ¿dónde...? ¡Billete!
Ahora sólo queda que no pite el control como si fuera una delincuente y, el último sprint. ¡Cuerpo, no me falles!
Este pasillo parece eterno y lleno de tentadoras cafeterías. Me suenan las tripas al son de las zancadas. ¿Qué vía era? La cinco. ¡Vamos!
“Estimados señores viajeros, informamos que el tren con destino Serranilla del Campo efectuará su salida por la vía siete en breves momentos...”
¿Por la siete? Espera, ¿no era por la cinco? ¿Qué está pasando? No me lo puedo creer, voy a preguntar a las azafatas o como se llamen de la vía cinco. MIERDA. Me noto ansiosa, con ganas de hiperventilar, ¡como si me sobrara el aire!
—Disculpe, ¿ el tren de las diez para Serranilla del Campo en qué vía es?
—Buenos días —me responde con una sonrisa esa pulcra y perfecta mujer—, será en la vía cinco, como siempre.
—Es que acabo de oír por megafonía que habían cambiado de vía.
Noto que me mira un tanto desconcertada.
—Así es, pero es en el tren de las nueve.
¡Agua va! Como si me hubiesen tirado un cubo de agua fría asiento con la cabeza sin poder articular palabra y me alejo avergonzada.
¿Propósito para año nuevo? Comprar un reloj digital.
Que buena historia, creo que nos ha pasado a todos, el stress que nos causa el salir tarde para al final saber que teníamos tiempo de sobra. Es un estilo muy urbano, muy sencillo y coloquial. Me gusta cuando describes a la azafata, sin decirlo, la comparas con el personaje, es un buen apunte. Gracias por entretenerme.
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