Pequeña Venecia







En mi memoria retumban de nuevo nuestras risas sin ningún motivo. Por un instante, me pregunto si tú también las recordarás pese al paso del tiempo, un tiempo que hoy parece congelarse justo en ese momento.

Era una noche preciosa y tranquila. Las embarcaciones se mecían suavemente bajo el cielo estrellado y las luces tenues de los farolillos, como grandes luciérnagas, iluminaban las coloridas fachadas de las casas y el camino a seguir entre los canales de la pequeña Venecia. Esa noche tenía duende, un halo especial que nos cubría con su manto del resto del mundo y de sus problemas. Sólo éramos tú, yo y aquel presente perfecto.

Mientras caminábamos entre risas hasta el muro de hormigón donde la ciudad se juntaba con el mar, te miraba. Quería memorizar cada pequeño detalle de ti: tus ojos rasgados, la barba que a veces intentabas dejarte sólo por complacerme, como te quedaba el cuello del abrigo que terminaba en una espalda ancha, esa que tantas y tantas veces me había abrazado, el tacto de tu mano junto a la mía, tu forma de andar, como cambiaba la expresión de tu cara, desde la risa a la reflexión o la escucha, tu voz...

Después, se colaron pequeños detalles de nuestra vida cotidiana, esos que habíamos compartido sin dudar: tus abrazos al dormir sin importar cual fuese la cama, meter las manos en tus bolsillos cuando íbamos en moto y estrujarte en cada semáforo en rojo, nuestras reconciliaciones, aquella botella de agua con un aro azul...¡Había tantos!

Cada pedazo quería guardarlo con avaricia como un tesoro pirata, dentro de un cofre perdido entre la arena de una playa solitaria y que sólo yo tuviese el mapa y la llave.

Las risas enmudecen a cámara lenta, las imágenes se desvanecen y el sonido de la lluvia chocando contra el cristal me devuelve al ahora, a lo real: un lugar lejos de ti y de la pequeña Venecia a la que nunca volví.















Comentarios

  1. Excelente. Es un recordar con descripción fina, me gusta cuando lo describes a él lo haces bien, me hubiera gustado que descri ideas algo de su personalidad, como por ejemplo, su humor negro o las carcajadas que reconoces a distancia. En el elgundo párrafo, sobra que digas que es una noche preciosa y tranquila, porque la estás describiendo. En el tercer párrafo siento que me quedé sin aire, me hizo falta un punto seguido. Buen escrito, sigue escribiendo y gracias por dejarme leerte.

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