INVENTARIO CAÓTICO DE MIS GUSTOS Y DISGUSTOS








Me gustan los días grises de lluvia. Ver como las gotas golpean los cristales me ayuda a dormir, como una nana infantil. Al despertar, abrir la ventana y sentir el aroma fresco y a tierra húmeda no tiene precio.

Adoro escuchar música, sobre todo en el transporte público, convirtiendo mis pensamientos en películas mudas con banda sonora. Me resulta muy desagradable volver a la realidad por el olor rancio y sudoroso de algunos pasajeros, como pausar una película entretenida en lo más interesante. 

Me gusta el cine, pero no la televisión y menos los programas de cocina. La idea de cocinar durante horas me disgusta. Pierdes mucho tiempo para algo que te vas a comer en media hora, aunque reconozco que admiro a la gente que adora lo culinario. 

Sin duda. No podría vivir sin calcetines gorditos, prenda indispensable para alguien que anda descalza por casa siempre pero odia tener los pies fríos. Creo que son algo parecido a las almohadillas de las patas de los gatos. Por cierto, hablando de gatos, me gustan en general y adoro a la mía en particular, sobre todo cuando hace estiramientos conmigo de manera juguetona y graciosa. Es inevitable no sonreír, sin duda ella los hace mejor y lo sabe.

Uno de mis olores favoritos es el de papel de libro. Aunque un libro en sí tiene muchas más cosas que me gustan, no hay nada como tenerlo entre tus manos y olerlo. Esa mezcla de papel y tinta mientras le das la primera hojeada antes de comenzar la lectura...Si lo acompañas de un pijama cómodo, una manta y chocolate, me parece un plan perfecto.

Pizza...Me gusta la pizza y me rugen las tripas al pensar en ella. Podría comerla todos los días y no me cansaría. Eso sí, nunca con piña ni con ingredientes de textura gelatinosa como el pulpo o los espárragos blancos, ni tampoco con anchoas. No me gustan. Curiosamente la gelatina de fresa me hace mucha gracia. Y los helados italianos.

Me chiflan las caricias sutiles, suaves, que te relajan y excitan por igual, que te ponen la piel de gallina. El tacto de algunas prendas estilo peluche también están entre mis favoritos.

Me gusta caminar por una gran ciudad rodeada de gente y sentirme totalmente anónima. En cambio no me gusta ir a sitios con superhabit de personas. Esa clase de ideas dejó de seducirme hace tiempo y ahora disfruto más paseando rodeada de naturaleza, sola, tranquila y a mi ritmo. Después llegar a casa y darme una ducha caliente. ¡Ojo! No hay nada que me corte más el rollo que estar duchándome y que se acabe el butano.

Soy fan de los geles de ducha con olores y texturas. Esa mezcla entre fruta y gominolas me encanta, en cambio, no me resulta nada agradable el olor a fritanga de los puestos ambulantes. 

Me gustan las miradas cómplices, esas que expresan más que muchas palabras. También los cafés de horas y las sesiones de risoterapia con mi hermana, donde arreglamos el mundo mil veces.

Detesto los paraguas. Son un arma saca ojos en potencia, no te dejan paso y como venga lluvia con viento no me parecen nada útiles. A parte, no me gusta llevar cosas en las manos. Me resulta incómodo, tengo sensación de falta de libertad de movimiento.

La expresión “equili cua” me pone nerviosa. No me resulta agradable de escuchar, es como una abracadabra cutre. Sin embargo, adoro cuando invento palabras con mi mejor amigo que sólo son nuestras.

Hay muchas cosas más sobre mí, pero será en otra ocasión.

PD. Me gusta el misterio.





Comentarios

  1. Muy bueno. Es un pedacito que nos deja echar un vistazo a través de la ventana para observar a la escritora que nos deja pistas para resolver el misterio de ella misma.
    Me gustó, eres minuciosa.

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