Otoño

Otoño, cada paso me lleva a ti... 

Es la hora de colocar las alfombras de hojas, esas en tonos anaranjados que poco a poco se fundirán con la tierra.

Las últimas cosechas hacen ya el llamamiento antes de su largo sueño.

El canto alegre y jovial de los pájaros, da paso a un tranquilo y profundo silencio.

Y así comienzas...

La vida parece cansada justo antes del descanso, más pausada, más tranquila...

Como el pensar y el sentir...

Eres una ducha caliente y una cama recién hecha, después de haber sido empapado/a por la lluvia...

Estas en crepitar del fuego, el crujir de la tierra, mientras con cada paso me acerco a ti.

Otoño, regocíjame...

Sé la manta que me envuelve en las noches de escarcha, donde el viento mece los árboles mientras canta la nana de la vida y de la muerte.

Acompañante de las nubes que bañan el descanso, con caricia suave y profunda...

Musa de cabellos castaños que danza con melancolía el latir del mundo...

Presencia escondida en las letras que escribo entre ensoñaciones, últimos frutos de una incierta creatividad efímera.

Susurrante de palabras con voz de madre paciente, dame tu abrazo, dulce y firme antes de caminar hacia la fría y larga soledad del invierno...

...Donde podamos descansar.

Otoño...